Recién nacido atado de pies y manos, ¿un buen desarrollo del bebé?
A menudo nos planteamos en la Clínica si estamos evolucionando o involucionando. La modernización nos ha conducido a un gran fracaso en cuanto al movimiento se refiere. La peor parte se la llevan los bebés y el desarrollo del bebé.
La evolución del movimiento comienza en la tripa de nuestra madre. Ahí se desarrolla el cerebro y depende directamente de la estimulación que recibe desde sus sentidos. Un bebé, de hecho, hace y reconoce muchas más cosas dentro de la placenta que al salir. Al nacer, la capacidad de movimiento del bebé (entre otras cosas) cambia radicalmente, el desarrollo del bebé. Su sensación es como la de un pez al sacarlo del agua. El neonato, tiene una estructura en su cerebro que lo va a programar para moverse correctamente durante el resto de su vida. De saltarnos esos pasos, tendremos consecuencias menos o más graves. En este punto hablamos de los denominados reflejos primitivos, instintosinnatos, etc. Seguro que han oído hablar del "Reflejo Anfibio" o del "Reflejo de Moro". Le realizas un estímulo al pequeño y si todo está bien hay una respuesta concreta.
Hasta ahí todo bien. El tema está en que si cambiamos el desarrollo del bebé natural (y lógica), cerramos de un portazo esa puerta. Nosotros solemos poner un ejemplo muy visual. Los bebés con zapatos. El instinto de un pequeño al principio es el de patalear y por tanto si le ponemos zapatos (cosa que es innecesaria del todo porque no andan todavía) estamos limitando ese desarrollo del bebé natural. Algo que estimula su tobillo, su columna y hasta su cerebro. Su pisada, cuando menos, por tanto, se verá alterada. Hay una técnica muy reconocida en fisioterapia que estudia ciertas anomalías en la movilidad, desde este punto de vista con resultados increíbles, basado en las investigaciones del Dr. Harald Blomberg.
¿Y si le ponemos cualquier "monería" en la cabecita a la pequeña o pequeño? Desde un gorro, felpa, pinza o gafas de sol. La presión que recibirá en el cráneo será totalmente diferente a la que recibimos nosotros. Ellos están creando una imagen del peso, tamaño y movilidad de su cabeza que no será la real. Pero además prueben a presionar suavemente sobre su cráneo durante 5 o 6 horas. ¿No terminarán con jaqueca? Por supuesto, recordar el saber popular que nos dice que las cabezas de los bebés son blanditas. Y es que efectivamente, los huesos craneales del bebé nos están suturados: tienen las llamadas fontanelas. Por tanto, ¿qué efecto tendrán en el desarrollo del bebé hacer una interferencia en su evolución natural?
Dejar que la naturaleza fluya a su ritmo y sin limitaciones. La libertad de movimiento y pensamiento de ese pequeño siempre será mucho mayor. Sino sería como atarlo con una soga de seda, con mucho amor pero sigue estando atado. Pierde poco a poco el instinto de movilidad con todas esas limitaciones que las madres/padres ponemos. No dudemos que física y mentalmente esa limitación va a traer consecuencias a corto y largo plazo.