Cómo ser feliz, entrenando como camino a la felicidad
La primera formación como entrenadora profesional que me marcó, me dijeron que los alumnos deben aprender los ejercicios de memoria para agilizar y entender más la clase, algo de lo que ahora no estoy de acuerdo. Mi manera de entrenar es muy diferente. Creo que el cuerpo debe integrar el movimiento. En nuestra forma de enseñar tengo que hacerles sentir su cuerpo de nuevo mediante la felicidad. Mi trabajo está en buscar que integren el ejercicio sin romperse la cabeza. Yo soy su guía, soy la que me tengo que concentrar y estrujarles al máximo para que sus cuerpos integren que si empujo con un talón más que con otro y no estoy rígida, provocaré una rotación de cadera. Y eso no lo tiene que memorizar el alumno porque si lo hace pondrá límites a su movimiento.
El dolor no es controlable siempre. Pero la felicidad si es más fácil. Para crear endorfinas -y por tanto felicidad- tan sólo tenemos que crear un ambiente agradable y de liberación física (a través de los ejercicios que plantees en tu clase). Por supuesto, alguna que otra imagen graciosa va a poner una sonrisa en sus caras y va a hacer que cuando hagan una posición se acuerden -tal vez no del chiste- pero sí de la sensación positiva en su cuerpo.
Pongo un ejemplo; "Imagínate que le dices a un alumno que se coloque a cuadrupedia como si fuera una caja sintiendo que las esquinas del paquete (que son tus manos y tus rodillas) tienen el mismo apoyo. Que tu columna se alarga como un palo recto". Imagina que se lo estás diciendo a un alumno. Lo que le estás trasmitiendo son señales de rigidez, de bloqueo. Eso no es el movimiento que yo quiero crear en su cuerpo. Tiene, por supuesto, otros beneficios: mayor fuerza o fortaleza de los músculos que trabajes. Pero pierdes libertad de movimiento.
Imagínate ahora que explicas así: “Eres un purasangre. Un caballo orgulloso con una respiración segura y eficaz. Un caballo andaluz con la crin recién recortadita. Tus patas delanteras y tus traseras tienen el mismo peso y tu cabeza se extiende erguida. Sientes como desde tu cola hasta tu coronilla hay un lazo precioso y pretendes extenderlo para que lo vean bien desde las gradas. Imagina que aplauden esa pose”. Esta indicación va a hacer que la posición esté fortalecida, tal vez arranque una sonrisa en más de uno porque se vea a sí mismo como un corcel y, lo más importante, le hará sentirse mucho mejor a su cuerpo.
Camino a la felicidad
Por ello, la felicidad tiene que formar parte del objetivo fundamental en todos nuestros entrenamientos. Bastante tristeza hay ya en el mundo. Cuando hagas ejercicio piensa en cosas que te refuercen tu bienestar que te motiven. Eso te hará desear entrenar para encontrar ese ratito tuyo. Ese espacio en el que encontrarte mejor.
Así que sonríe y disfruta. Te recuerdo que respirar es vivir, y es lo más importante que tienes que hacer hoy. No te olvides: Respira, vive.